MENTES A LA OBRA
Gestión para el éxito en la economía del conocimiento
Las organizaciones deben adaptarse actualizando sus creencias y prácticas de gestión.
El trabajo que priorizaba el trabajo físico sobre el pensamiento dominó la economía global durante milenios. Así, la “gestión de las manos” se convirtió en la ciencia de la gestión. Alrededor de 1980, la economía cambió. Los trabajadores usaron sus mentes más que sus manos. La economía manufacturera se convirtió en una economía de servicios y luego en una economía basada en la información. Hoy día, los trabajadores y las organizaciones compiten en una economía del conocimiento. El poder mental individual y colectivo son los mayores activos y capacidades de cualquier empresa. Las empresas que se centran en las manos tienden a fracasar en un mundo acelerado, cambiante e interconectado. Pero la minoría –las que gestionan las mentes– prosperan, pues colocan el aprendizaje al frente de su estrategia.
Proporcione la capacitación cuando se necesite, de la forma en que se necesite, e intégrela en el flujo de trabajo.
Ninguna organización puede modernizarse sin actualizar las prácticas de aprendizaje en el lugar de trabajo. La mayoría de las empresas gastan la mayor parte de sus presupuestos de aprendizaje en entrenamiento formal, que no funciona. El entrenamiento formal dirigido por un instructor fracasa porque desalienta el ensayo y error, y frustra la discusión sólida. La gente olvida lo que ha oído antes de tener la oportunidad de aplicarlo. El entrenamiento puede tomar meses para desarrollarse y la necesidad de hacerlo puede cambiar o pasar por completo. El entrenamiento debe venir cuando sea necesario, cuando se necesite y en el flujo de trabajo. Para recordar lo que aprenden, los trabajadores deben utilizarlo en su trabajo real e, idealmente, con sus colegas.
Brinde a su empresa una verdadera cultura de aprendizaje, no solo tecnología.
En una cultura de aprendizaje que funciona, el aprendizaje infunde todos los aspectos del trabajo diario. Cuando una organización aprovecha la mente de las personas, sus líderes reconocen el valor de las inversiones continuas en el aprendizaje. La infraestructura y las normas en torno al intercambio de conocimientos y la colaboración deben existir antes de que los instrumentos puedan hacer posible una cultura del aprendizaje. Los estudiantes deben hacerse cargo de su propio aprendizaje para adquirir la capacidad de utilizar la tecnología con eficacia. Deben participar de buena gana y con frecuencia en el aprendizaje social, compartiendo conocimientos, apoyando el aprendizaje de otros, colaborando y comunicándose.
En las empresas que gestionan las mentes, los líderes aprecian el aprendizaje y lo apoyan con dinero, tecnología, comunicación y estrategia documentada. Los trabajadores ven el intercambio de conocimientos como un poder, y usan la tecnología para adquirirlo y distribuirlo. Los líderes se centran en la incorporación y retención del talento. Aprovechan el talento que hay disponible en todo el mundo. Alientan y facilitan la colaboración de los empleados y las partes interesadas, involucran a sus trabajadores y contratan gerentes para apoyar a los empleados en el aprendizaje autodirigido y continuo.
Use la tecnología de aprendizaje como un facilitador de su cultura de aprendizaje.
Las mejores tecnologías, herramientas y plataformas de aprendizaje no transformarán, por sí mismas, una organización de formación tradicional de mente fija en una cultura de aprendizaje moderna. Aborde primero las iniciativas culturales y de cambio, y luego apoye la cultura del aprendizaje autodirigido con la tecnología.
La capacidad de obtener información pertinente mediante un “instrumento de apoyo interactivo al rendimiento” ayuda a los empleados a retener y aprovechar los conocimientos adquiridos en la capacitación oficial. Por ejemplo, cree un video breve sobre cómo ajustar una pieza de la máquina a la que un técnico accede, mientras realiza el mantenimiento anual en la sede de un cliente.
Las nuevas herramientas proporcionan una visión más profunda. Los sistemas de gestión del aprendizaje y las herramientas analíticas, como los repositorios de registro de aprendizaje, permiten a las organizaciones ver lo que aprenden los empleados, dónde se ayudan unos a otros y dónde tropiezan. Al mismo tiempo, estos sistemas y herramientas mantienen registros para catalogar las habilidades y los conocimientos de los trabajadores, y para conectar a los alumnos con expertos internos.
Resumen basado en el libro "Mentes a la obra" de David Grebow y Stephen J. Gill.